jueves, 25 de abril de 2013



COMENTARIO

Clara se dirige a la universidad y en el autobús puede observar diferentes situaciones como: un estudiante leyendo presuroso su libro y a una colegiala que está a medio dormir en su asiento.
Al ver estas acciones, nuestra observadora Clara, se plantea la pregunta de rigor comúnmente utilizada ¿POR QUÉ?; a la cual busca dar una rápida respuesta. El estudiante lee presuroso su libro porque no le dio el tiempo en casa o se olvido su responsabilidad por otros quehaceres; y la colegiala esta con sueño porque la noche anterior se desvelo en tareas, facebook u otra red social.
El porqué de las conductas de los que nos rodean siempre ha sido una pregunta constante por parte de quienes somos los denominados observadores. Al hablar de esto, hacemos referencia a un proceso de atribución causal, el cual  consiste en averiguar porque los demás y nosotros mismos nos comportamos del modo en que lo hacemos.
Ahora, para desarrollar una atribución, debemos tener en cuenta primero una percepción general del actor u persona observada; es decir  adquirir toda la información que esta nos brinda; mediante una mirada como también sus gestos faciales(los cuales son de ayuda, ya que muestran rápidamente las emociones que siente el actor), los movimientos (como jugar con las manos o tocarse repetitivamente el cabello) y la postura corporal.
Una primera buena impresión con los demás generará situaciones de empatía; en cambio una mala impresión generara un desacuerdo; ya que lo negativo perdura mucho más que lo positivo y su cambio se ve realizado en mucho tiempo. Con esto, y para finalizar, no pretendo crear una idea de mostrarnos perfectos antes los otros; sino sacar a flote la calidad humana  que poseemos, sin máscaras, solo con nuestra autentica personalidad.

                                                         

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