COMENTARIO
‘’Te doy mis ojos’’,
no es más que una manifestación de la realidad que padecen muchas mujeres, solo
que llevada a la pantalla grande.
De tan solo pensar en lo que
padecen miles de mujeres, por el simple hecho de que el hombre ejerza su
AUTORIDAD, me parece algo absurdo e ilógico. Porque si estamos en pleno siglo
XXI y se habla tanto de los valores, del respeto de los unos con otros, del día
internacional de la no violencia contra la mujer, se siguen viendo más y más
casos de agresiones, las cuales son unas peores que otras.
Esta película es un testimonio, a
mi parecer real. Y no solo lo digo por el maltrato visto, sino porque la mujer
cae reiteradamente en la trampa, o mejor dicho en la ‘’tela de araña’’ que el
hombre ejecuta con tanta minuciosidad con tal de retenerla a su lado o que
regrese si es que se encuentran distanciados.
Quien no ha visto a menudo o se
ha chocado alguna vez con una PILAR. La mujer tímida e insegura, que no puede
alejarse de su esposo, porque la mantiene, le da protección, es su ESPOSO o
simplemente aguanta los atropellos porque cree que debe ser así. Y quien no se
ha chocado con un Antonio. Un ser egoísta, déspota, que oculta sus agresiones o
faltas con regalos o simplemente ejerce esa idea de HOMBRE al que debe
respetarse y obedecerse, aunque con esto el otro vaya contra sus ideales.
En esta película, tenemos una variedad de factores negativos
que atentan contra la mujer. El primero e indiscutible: LA VIOLENCIA. La cual
toma protagonismo, nuevamente, y se convierte en el tema principal de la
familia de Pilar. También hallamos micromachismos, como ¿Por qué usas la falda
tan corta? ¿Te gusta que los hombres te miren y pregunten? También hallamos el querer comprobar su MASCULINIDAD,
al negar a Pilar a que acepte esa propuesta en Madrid, pues si lo hace el no
sería lo suficientemente hombre si su mujer gana más que el, o si se llega a
convertir en un mantenido a cuestas de sus faldas.
En conclusión, esta película no es ajena a la realidad que
observamos día tras día, y no solo en
otros países sino en nuestro alrededor. Las mujeres maltratadas existen a
montones, las que denuncian estos actos son pocas, las que lo callan muchas. Y
es por esto último que existen los feminicidios que salen como pan caliente del
horno. Los hombres, llevaran siempre el apelativo de ‘’ violentos’’ por su
mayor fuerza, por sus características de frívolo y calculador, o por el simple
hecho de ser varón y tener la tonta de idea que ser hombre es igual a ser agresor.
Las mujeres debemos estar predispuestas a un cambio. Quien
no ha escuchado sobre la ‘’ solidaridad femenina’’. Pues es hora de empezar a
utilizarla. La violencia en los hogares, y en especial en contra de la mujer es
un problema que debe unir masas para lograr una oposición. Un buen inicio, es
el empezar por tratar a los agresores, que muestren un cambio de verdad y que
no solo ‘’asistan ‘’ a terapias solo por asistir, pues el hombre agresor, al comprobar que no doblegará mas a su mujer, sencillamente hallará otra victima mas fácil de maltratar.
Las mujeres no estamos en la condición de merecer abusos de
ninguna índole. Como personas individuales y autosuficientes tenemos la
necesidad de valorarnos y darnos nuestro lugar, en la casa y en la sociedad. No
permitir que nos sometan por el simple hecho de ser ‘’mujeres’’ o por la
idealización de ‘’amor’’. Estamos ante nuevas puertas no permitamos atrasos, no
permitamos abusos, que las mujeres
aprenda a decir: YO uso lo que me agrada, YO acepto las oportunidades que me
dan, YO decido hacia dónde ir, YO le digo NO a la violencia.
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