jueves, 6 de junio de 2013


COMENTARIO


‘’Te doy mis ojos’’, no es más que una manifestación de la realidad que padecen muchas mujeres, solo que llevada a la pantalla grande.

De tan solo pensar en lo que padecen miles de mujeres, por el simple hecho de que el hombre ejerza su AUTORIDAD, me parece algo absurdo e ilógico. Porque si estamos en pleno siglo XXI y se habla tanto de los valores, del respeto de los unos con otros, del día internacional de la no violencia contra la mujer, se siguen viendo más y más casos de agresiones, las cuales son unas peores que otras.


Esta película es un testimonio, a mi parecer real. Y no solo lo digo por el maltrato visto, sino porque la mujer cae reiteradamente en la trampa, o mejor dicho en la ‘’tela de araña’’ que el hombre ejecuta con tanta minuciosidad con tal de retenerla a su lado o que regrese si es que se encuentran distanciados.

Quien no ha visto a menudo o se ha chocado alguna vez con una PILAR. La mujer tímida e insegura, que no puede alejarse de su esposo, porque la mantiene, le da protección, es su ESPOSO o simplemente aguanta los atropellos porque cree que debe ser así. Y quien no se ha chocado con un Antonio. Un ser egoísta, déspota, que oculta sus agresiones o faltas con regalos o simplemente ejerce esa idea de HOMBRE al que debe respetarse y obedecerse, aunque con esto el otro vaya contra sus ideales.

En esta película, tenemos una variedad de factores negativos que atentan contra la mujer. El primero e indiscutible: LA VIOLENCIA. La cual toma protagonismo, nuevamente, y se convierte en el tema principal de la familia de Pilar. También hallamos micromachismos, como ¿Por qué usas la falda tan corta? ¿Te gusta que los hombres te miren y pregunten? También  hallamos el querer comprobar su MASCULINIDAD, al negar a Pilar a que acepte esa propuesta en Madrid, pues si lo hace el no sería lo suficientemente hombre si su mujer gana más que el, o si se llega a convertir en un mantenido a cuestas de sus faldas.


En conclusión, esta película no es ajena a la realidad que observamos  día tras día, y no solo en otros países sino en nuestro alrededor. Las mujeres maltratadas existen a montones, las que denuncian estos actos son pocas, las que lo callan muchas. Y es por esto último que existen los feminicidios que salen como pan caliente del horno. Los hombres, llevaran siempre el apelativo de ‘’ violentos’’ por su mayor fuerza, por sus características de frívolo y calculador, o por el simple hecho de ser varón y tener la tonta de idea que ser hombre es igual a ser agresor.

Las mujeres debemos estar predispuestas a un cambio. Quien no ha escuchado sobre la ‘’ solidaridad femenina’’. Pues es hora de empezar a utilizarla. La violencia en los hogares, y en especial en contra de la mujer es un problema que debe unir masas para lograr una oposición. Un buen inicio, es el empezar por tratar a los agresores, que muestren un cambio de verdad y que no solo ‘’asistan ‘’ a terapias solo por asistir, pues el hombre agresor, al comprobar que no doblegará mas a su mujer, sencillamente hallará otra victima mas fácil de maltratar.

Las mujeres no estamos en la condición de merecer abusos de ninguna índole. Como personas individuales y autosuficientes tenemos la necesidad de valorarnos y darnos nuestro lugar, en la casa y en la sociedad. No permitir que nos sometan por el simple hecho de ser ‘’mujeres’’ o por la idealización de ‘’amor’’. Estamos ante nuevas puertas no permitamos atrasos, no permitamos abusos, que las  mujeres aprenda a decir: YO uso lo que me agrada, YO acepto las oportunidades que me dan, YO decido hacia dónde ir, YO le digo NO a la violencia.

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