COMENTARIO
Vamos por
la calle y observamos a una pareja de lesbianas o gays y ¿qué es lo que
pensamos?, seguramente que no tiene vergüenza,
que son unos inmorales y depravados, que son unos monstruos y merecen ser
señalados. Pero ¿acaso estas personas no son seres humanos que, al igual que
nosotros el grupo denominado heterosexuales, poseen los mismos derechos y oportunidades?
Ante esta
situación tan contorsionada, criticada y debatida; los dirigentes de muchos países
han buscado y encontrado un término que englobe a aquel grupo que no pertenece
a lo heterosexual, denominado Diversidad Sexual; aunque debe reconocerse que su
uso esta evocado a fines políticos y “decentes”, pues se ha distorsionado al
extremo de reprimir a aquellos considerados la “otredad” de la sociedad.
La diversidad
sexual no solo debe verse como el grupo de gays o lesbianas o transexuales,
sino también engloba a aquellos considerados los “atrofiados” los condenados a
ser llamados monstruos de la naturaleza, por el simple hecho de nacer con órganos
sexuales distintos a los cuerpos que los poseen o en otros casos extremos, el
nacer con ambos miembros.
No desmerezcamos
a aquellos que son catalogados como diferentes, la OTREDAD pues también tienen
voz y voto; presentémoslos y respetémoslos como lo que son, una comunidad
denominada Diversidad Sexual.
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